Al finalizar el 2010, escribimos el artículo: "Wikileaks: La Primera Ciberguerra Mundial". A partir de esto hemos recibido una cantidad impresionante de emails dando cuenta de muchos sitios en Internet donde se pueden enrolar y atrincherar los amantes de la libertad. Sin embargo, como esto tiene connotaciones políticas, no debemos de salir de nuestro propósito de propalar el conocimiento en temas económicos y empresariales para que nuestros suscriptores tomen mejores decisiones. Aún cuando si hablamos de economía, tenemos que hablar de política y viceversa. Parece que ahora nos toca vivir los tiempos de las macro guerras, ya dimos cuenta de la Ciberguerra, en muy poco tiempo, con el resurgimiento -luego de más de veinte años- del concepto de individualización masiva, tendremos una nueva guerra de la mercadotecnia. Pero antes, al parecer, nos aprestamos a ser testigos de otra guerra, la de las divisas. Pero, ¿existe realmente una Guerra de Divisas? Como todos sabemos, hace unas semanas el G-20 finalizó con esta declaración: “Las naciones participantes, debemos apuntar a generar mercados con un sistema de tipo de cambio que reflejen los fundamentos económicos subyacentes (léase naturales) y que los países nos abstengamos de toda devaluación competitiva de las divisas”. Al parecer seguía la retórica -para variar- al propio estilo del G-20, pero con un rasgo de mea culpa. De inmediato el prestigioso Wall Street Journal decía: “Como cualquier pacto del G-20, específicamente sobre divisas no se llegó a nada en concreto, ni se generaron mecanismos de acción…lo que se ha buscado es la presión del grupo para convencer a los países con excedentes comerciales (léase por favor: o de grandes forados) en adoptar políticas de tipo de cambio que ayuden a reducir el déficit presupuestario, generar cambios en las regulaciones y que en suma busquen un equilibrio económico”. Esto sí era retórico. La pregunta del millón es. ¿cómo nos damos cuenta que hay una guerra de divisas?. Teóricamente, entendamos Guerra de Divisas como un contexto de devaluación de las monedas buscando impulsar la economía a través de las exportaciones y de otros diversos mecanismos de competitividad. Podría ser un estímulo para algunas economías sin embargo también es una arma de doble filo. Dado que, al devaluar una divisa, se corre el riesgo de incrementar el costo de vida al largo plazo porque la capacidad adquisitiva de los bienes y servicios serán inevitablemente mayores. Como todo en la vida nada es completamente perfecto y todo debe hacerse planificadamente y en dosis adecuadas. A todo esto, ¿podríamos decir que hay algunos países que abiertamente la están practicando y otros tratan de maquillarlas con dobles discursos?..., ¡exactamente!. El secretario del tesoro Timothy Geithner aseguró en el G-20 que Estados Unidos de Norteamérica apuesta por un dólar fuerte y que vendrán fuertes estímulos monetarios para apreciar al cada vez más alicaído dólar. Reforzando esto son varias las voces que indican de que la Reserva Federal con el fin de inyectar liquidez va comprar entre 100,000 a 200,000 millones de Treasury Bonds. Hasta aquí podría parecer que Geithner nos está seduciendo; pero, como diría uno de nuestros suscriptores, la pregunta cae de madura: ¿Si Estados Unidos de Norteamérica apuesta a un dólar fuerte, por qué mantienen la tasa de interés en casi 0%?, eso no tiene mucha lógica y se lleva de encuentro algunas teorías básicas de economía. Pero, empezamos a entender cuando leyendo un cable en nuestro smartphone, enviado por Jim O’neill, crítico de Bloomberg, leemos lo siguiente: “En un momento en donde los precios deflacionarios se han convertido en el mayor peligro; con un crecimiento peor de lo esperado y buscando el estado impulsar la exportaciones....", ya tenemos algo de lógica. Según Ashraf Laidi, director de CMC Markets dice abiertamente: “La guerra de divisas se producirá si USA aprueba la Ley de proteccionismo en el congreso que gravaría (elevaría los aranceles) a las importaciones chinas en un 27% (medida muy radical, pero que podría producirse y si pasase, arde Troya)". Algo de conceptos sinceros Hablar de divisas es adentrarse en teoría economía muy especial. Porque las divisas son una relación tácita donde unos ganan y otros pierden. Sean cuales sean las razones de la revaluación o devaluación de una divisa, estas razones son ganancias solo si otros pierden. Es decir, no puede todo mundo devaluar en simultaneidad. Es imposible lógicamente y por tanto carece de sentido político. Para hablar con sinceridad y transparencia, la situación mundial es arto conocida. Hemos estado viviendo en un mundo donde el dólar norteamericano es la divisa mundial de reserva por excelencia, impuesta por Isenhoward en Bretton Woods. Esto le ha dado a Estados Unidos un privilegio que ningún otro país tiene. Puede imprimir su divisa a voluntad y cuando le plazca, siempre y cuando piense que al hacerlo resuelve algún problema económico inmediato en su país. Claro que quienes pagarán la cuenta somos nosotros. Ningún otro país puede hacer esto, en otras palabras, ningún otro país puede hacerlo sin tener una penalización mientras el dólar se mantenga como la divisa de reserva aceptada. También sabemos que el dólar ha estado perdiendo su valor en relación con otras divisas. Pese a las fluctuaciones, la curva ha sido descendente tal vez desde hace unos 30 años. China, Corea y Japón tienen políticas relativas a las divisas que otros países critican y que merece la atención en los medios más especializados. Sin embargo, por un tema de equidad, en este momento no es fácil establecer la política más sabia, aun desde la perspectiva más egoísta de cada país. La última ventaja de Estados Unidos es justamente su divisa como reserva del mundo. Es por tanto comprensible que ese país hará lo que pueda para mantener esa ventaja. Para hacerlo requiere de la voluntad de otros países no solo para que usen el dólar como modo de calcular las transferencias, sino como algo en lo cual invertir sus excedentes, particularmente en bonos del Tesoro. Por otro lado, la tasa de cambio del dólar ha ido deslizándose constantemente a la baja. Esto significa que tales excedentes invertidos en bonos del tesoro valen menos cada vez que pasa el tiempo. Llegará a un punto en que las ventajas de tal inversión –siendo la principal ventaja el sostener la capacidad de las empresas estadounidenses y los consumidores individuales para pagar por sus importaciones– serán menores que la pérdida del valor real de las inversiones en bonos del Tesoro. Ambas curvas se mueven en direcciones opuestas. Si el valor de unas acciones está cayendo, los dueños querrán deshacerse de ellas antes de que caigan muy bajo. Como dijimos en artículos anteriores, China en el más grande acreedor de Estados Unidos, si reconvierte su deuda en dólares y pasa a Yuanes, marcará un despropósito inundando el mercado de dólares y con ello, este bajará irremediablemente. Pero, ¿a quien convendría esto? En relación a quienes tiene bonos del tesoro, el asunto es encontrar un momento preciso para deshacerse de las acciones: uno que no sea ni demasiado tarde ni demasiado pronto ni demasiado lento ni demasiado aprisa. Esto requiere un sentido perfecto del tiempo y una sincronización perfecta entre el tipo de cambio de las divisas. El dólar ya no puede mantener el grado de confianza mundial de que gozó por más de cincuenta años. Tarde o temprano, la realidad económica provocará su caída. Puede ocurrir en una conmoción de cinco minutos o en un proceso más lento. Y cuando ocurra, la pregunta es ¿qué pasará entonces?”. Lo cierto es que, por hoy, no hay otra moneda que tenga el equilibrio necesario para reemplazar al dólar como divisa de reserva. Siendo ese el caso, cuando el dólar caiga no habrá divisa de reserva. Estaremos en un mundo multipolar de divisas. Y un mundo multipolar de divisas es un mundo muy caótico, en el cual nadie se siente a gusto porque los constantes virajes repentinos de las tasas de cambio hacen muy precarias las predicciones económicas a corto plazo. Se inició la temporada de caza al dólar Para quienes piensan que en la reciente reunión del G-20 en Seúl no se logró nada de importancia, pues están muy equivocados. En conferencia de prensa al término de la reunión, el Presidente francés Nicolás Sarkozy dio a entender que el Presidente chino, Hu Jintao, y él habían acordado una estrategia para, en los próximos doce meses, cuestionar el papel del dólar norteamericano como principal moneda de reserva internacional y reconoció que el tema principal de su agenda como nuevo titular del grupo será la revisión del sistema monetario internacional. Mientras tanto, y para confirmar la estrategia, Hu, quién estratégicamente visitó a Sarkozy antes de la reunión del G-20, está organizando un “seminario” sobre el mismo tema en la primavera (del hemisferio norte) del 2011 bajo los auspicios del mismo G-20. ¡Que los chinos aparezcan organizando un “seminario” de esta naturaleza!, no es una mera coincidencia, pues la mayoría de sus reservas internacionales están denominadas en dólares y están desesperaditos de que estas sigan perdiendo valor. Y aunque seguirán con su estrategia de diversificación de sus reservas y compra de activos en ultramar, están muy preocupados. En un artículo del año pasado (Marzo del 2009) advertimos que el Gobernador del Banco Central de China, quizás anticipando lo que se veía venir, había propuesto reemplazar al dólar con la moneda que se utiliza en el Fondo Monetario Internacional: los Derechos Especiales de Giro (DEGs). Su propuesta cayó en sacos rotos en aquella oportunidad, pero como la crisis de las monedas internacionales está cada vez peor, sobre todo después del anuncio de echar a andar "la maquinita" de la FED, ahora quizás hay más urgencia para llevarla a cabo. A propósito, fuentes de mucho prestigio dan cuenta de un trillón de dólares de maquinita, desde que se inició la gran crisis financiera global. ¡Qué rico!, ellos no se preocuparán que esta emisión inorgánica tenga relación con su producción. Bueno, pero ¿que son los DEGs?. Son en realidad una moneda virtual cuyo valor fluctúa todos los días en base a una canasta de monedas (dólar, yen, euro y libra esterlina). Para lograr los objetivos chinos de reemplazar al dólar, habría que pensar en añadir a la canasta unas moneditas más, definitivamente el yuan chino, quizás el dólar canadiense, o el dólar australiano, o el real brasileño, y hasta posiblemente algunas oncitas de oro, no olvidemos que el Patrón Oro es otra opción. Esas son las decisiones que se tendrán que tomar en una reorganización del sistema monetario internacional que se ve venir. Para mayores referencias de los DEGs, dar aquí. Órganos oficiales en juego Banco Mundial: Es un tentáculo de la ONU, gestionado por la banca privada y precisamente fue creado en 1944 junto con el FMI. Estratégicamente nació tras la segunda guerra mundial y se enriqueció con la reconstrucción de las naciones tras la segunda gran guerra. Oficialmente es como si fuera una ONG para evitar la pobreza pero según apuntan otras teorías es un Banco central mundial en fase larval. Esta supeditado al Comité de 300 junto con otros bancos como el FMI o Chase Manhattan (Rockefeller). China: País que pertenece al Grupo BRIC, (Brasil, Rusia, India, China) . Forma parte del Movimiento llamado Nuevo orden mundial, que surge tras las crisis financiera de 2007. La prensa suele referirse a los países del BRIC como países emergentes. Estos países del BRIC junto con EEUU marcarán en el nuevo orden mundial los focos de poder político y económico, sobre todo a nivel marítimo. A pesar de la pretendida rivalidad que la prensa muestra entre China y EEUU todos estos movimientos están planeados desde “grupos no conocidos” por encima de la ONU. No en vano tras la crisis del 2007 empezaron a crecer de repente. Es bueno leer el artículo de ABC “De emergentes a preponderantes”: EEUU: En el escenario mundial EEUU es la vieja superpotencia que ve que su poder económico mundial está disminuyendo y el de otras potencias como China aumentando. Pero extraoficialmente EEUU está en fase de ser subyugado por el inminente gobierno mundial de la ONU. EEUU ya tiene un gran número de tropas desplegadas por países que rodean a China como Uzbekistán, Afganistán, Tadyikistán, Pakistán, Tailandia, Filipinas, Taiwán, Japón, Surcorea y Australia. Sudáfrica fue formalmente invitada a sumarse al pequeño grupo de economías emergentes conocido como BRIC, originalmente conformado por Brasil, Rusia, India y China. La noticia fue dada por el ministro de Relaciones Exteriores de China, Yang Jiechi, quien informó que el presidente sudafricano Jacob Zuma ya había sido invitado a la próxima cumbre del grupo, que se celebrará el próximo año en Pekín. Sudáfrica había hecho la solicitud en noviembre del año pasado, durante una reunión del G20. Según el Banco Mundial, la economía sudafricana es la número 31 del mundo, pero equivale a menos de un cuarto de la economía de Rusia, la más pequeña del grupo BRIC. Agenda secreta y teorías por doquier Hay quienes piensan genuinamente que este tema propiciará una tercera guerra mundial. Quizás un poco apresurada la apreciación, pero atendible. A continuación la sustentación tomada del blog Movidas Varias: "Dentro de la agenda del Nuevo orden mundial está la de crear un Banco Central mundial, -que no es lo mismo que el actual banco mundial- y una moneda única. También la de crear una moneda/divisa mundial y por último un Gobierno mundial operativo. Una tercera guerra mundial por tanto beneficiaría a esta agenda por distintos motivos, según mis inclinaciones: 1. Llenaría las arcas de los bancos centrales como la Reserva Federal y el Banco central Europeo con el endeudamiento de las naciones al entrar en guerra –industria armamentística- y después con la reconstrucción de las naciones, como ocurrió con las anteriores guerras mundiales. Todo este dinero sería necesario para llevar a cabo los planes del NOM. 2. Cambiaría el orden territorial. Al igual que la primera guerra mundial acabó con la disolución de los imperios Alemán, Austrohúngaro, Otomano y Ruso. Y También tras la segunda guerra mundial surgieron los Estados Unidos de América y la Unión Soviética como superpotencias una tercera guerra mundial daría nuevas vías para la construcción del Nuevo orden mundial, y las 4 nuevas superpotencias del BRIC más EEUU. Las antiguas naciones/estado perderán todo su poder bajo el pretexto de que ya no son competentes para solucionar los problemas globales. 3. Cambiaría el orden político/militar. En esta ocasión la ONU adquiriría el poder total sobre estas nuevas superpotencias como solución a otra posible guerra mundial y erigiéndose como el único gobierno competente para solucionar los problemas globales del mundo. Las naciones entrarían en una fase de transición por la cual paulatinamente irían transfiriendo sus competencias a los “ministerios” de la ONU. 4. Creación de un banco central mundial y moneda única: Si el desencadenamiento de la tercera guerra mundial se produce por problemas monetarios la solución pasaría por crear un banco central mundial que controlase la devaluación de la nueva y única divisa existente. Con un solo banco central y una sola divisa los bancos centrales ya no podrían competir entre ellos en términos de devaluar sus propias monedas para subir la competencia". A manera de conclusión ¿Qué está pasando? Aunque los especialistas no quieren llamarle "guerra", sí reconocen que los tambores están sonando y las tropas se están moviendo. Especialmente China, Estados Unidos y ciertos países de la Eurozona, están jugando el suma cero ("zero sum game") con el valor de sus monedas donde uno tiene que perder para que el contrincante pueda ganar. Estados Unidos está pasando por un periodo de ajuste porque estaba viviendo por encima de sus posibilidades. El exceso de gastos del consumidor hizo que sobrepasara el ingreso por mucho. Ahora Estados Unidos entra en una fase de más ahorro y menos gastos. Esto hace que el consumo caiga. Si tienes una demanda cayendo, ¿dónde buscas crecimiento y la colocación de tus productos y servicios? ¡Pues exportándolos!, haciendo ventas y más ventas. Para exportar necesitas una moneda más barata que las otras para que a los prospectos o clientes le sea más económico comprar lo que produce Estados Unidos. Por eso, la Reserva Federal sigue llenando la economía de dólares. Pero el asunto es que China no quiere. No le conviene que el dólar pierda valor. ¿Por qué?, porque su moneda se apreciaría, sus exportaciones caerían –su mayor fuente de divisas-; por ende, sería más costoso invertir en China, la obligaría a incrementar su consumo interno y bajar el ahorro. Por eso mismo, China pelea por mantener su valor del yuan depreciado y sigue comprando deuda norteamericana para mantener estratégicamente el dólar alto, por ello no resuelve su deuda con Estados Unidos como principal acreedor, es decir, no importa si no le pagan y reconvierte su deuda de dólares a yuanes, lógicamente no le conviene.
Es decir, tienes a Estados Unidos que quiere bajar el valor de su divisa y China que quiere mantener baja su divisa también. Otros países, que compiten con China, están devaluando también su moneda para no verse afectados por la competencia del gigante asiático. Entonces tienes a Estados Unidos bajando el valor del dólar. China bajando el yuan; Japón no se queda atrás y baja el yen. ¿Quién se afecta?, pues el EURO. El problema es que los países como Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia no les convienen un Euro apreciado porque ellos necesitan exportar para salir de sus problemas económicos internos. Si el precio del euro sube, ellos venderían menos. Entonces entran los europeos a pelear por su moneda para que no se aprecie. En esta guerra de divisas ninguno quiere perder. Y aunque todo está claro, pero todavía no tan popular, se avecinan malos vientos y tempestades, pues los norteamericanos la van a pelear bien firme antes de dejar su privilegiada posición de ser el único país que, con déficits fiscales crecientes y deudas públicas tan altas, pueden seguir endeudándose a tasas tan bajas y seguir siendo la “base” para calcular el riesgo país cero. |
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